Solté la estructura y me fui a mis adentros, en caída libre se apagó el reloj, se detuvo el tiempo. El vacío se tornó vibración, mi respiración el cable a Tierra, sigo siendo una humana más. El corazón bombeaba la canción del infinito. Le entregué mi dolor y perdoné lo que el pasado seguía resintiendo.
Para habitar el sueño se requiere estar liviana. Dejar el ego con los zapatos en la entrada. Bajar la cabeza y agradecer la experiencia del alma. Hago un punto en el espacio para recordar el camino donde al fin todo tuvo sentido. Donde el amor entregado en los lugares más mezquinos me enseñó más que responder desde la escasez.
De pronto el sueño es una pintura surreal, me doy cuenta que puedo ampliar la perspectiva y la imaginación no tiene límites si me permito confiar. Fluyo danzando en piso de madera, corriendo por el espacio, creando nuevos colores y con ellos emociones. Se fragmenta la luz para iluminar todes mis planos, de forma transpersonal entrego amor hacia todas las direcciones, tiempos y dimensiones.
Contengo el mar de mis emociones, fluyo y surfeo cada ola que me revuelca, entiendo el mensaje, me llega tras la meditación. Armo mi altar, prendo la vela escribo mis más grandes miedos y los quemo. Rezo por la paz interna y externa. La separación es un invento del patriarcado y hay algo más grande que nos une con el todo y la toda.
En este clímax Piscis confiemos en nuestros rezos, cantemos a nuestras visiones, dibujemos nuestros sueños y entreguemos al presente en cada tarea. Quememos el multitasking y la presión de 'ser alguien' porque ya somos un ser completo en sintonía con el cosmos.
Salgamos a conversar con las flores, las estrellas, la lluvia inesperada, el espejo, la espalda, las curvas y nuestros lugares más auto criticados. Llevemos amor a cada célula, responsabilidad a nuestra misión, perdón a los cierres y empatía a través de la consciencia colectiva.
Dejemos que las respuestas de la gran conjunción lleguen a través del silencio, las olas del mar y la sincronía de estar al servicio del espíritu.
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